Blog de seguridad y defensa

viernes, 31 de agosto de 2007

Pakistán y Turquía en la agenda.

En este observatorio personal hace tiempo y repetidas veces se ha calificado a Pakistán como un Improvised Explosive State. Stephen P. Cohen en “The Pakistan Time Bomb” lo anunciaba en julio con mucho más conocimiento de causa.

La solución propuesta por la administración republicana de EEUU -el demócrata Obama proponía directamente la intervención militar- es la celebración de elecciones libres. Con ello se espera colocar en la presidencia de Pakistán a alguien más maleable y más decidido en la lucha contra los Talibanes. No parece mala opción: borrón y cuenta nueva sin revoluciones de por medio.

La ex primera ministra Benazir Bhutto y el ex primer ministro Nawaz Sharif se apresuran en volver a Pakistán al amparo de esta política estadounidense, pero lo cierto es que ganase quién ganase unas hipotéticas elecciones, la complejidad interna de Pakistán es tal, que ninguno de los tres líderes estaría tras ellas en condiciones de entregarse en cuerpo y alma a las apetencias estadounidenses sin exponerse a una rebelión islamista interna.

Transcribo al efecto la advertencia final de Stephen P. Cohen en el artículo mencionado ut supra:

The United States is paying lip service to a regime that is collapsing before its eyes and that may yet turn truly nasty. Washington treats Pakistan as if it were a Cold War ally, dealing only with its top leadership. The great danger is that this time around, Pakistan may not have the internal resources to manage its own rescue. If that is the case, then in years to come, a nuclear-armed and terrorism-capable Pakistan will become everyone's biggest foreign policy problem.”

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El New York Times dice en alto lo que el Ejército Turco lleva diciendo por lo bajo hace un tiempo, que las armas con las que les ataca el PKK kurdo provienen de los arsenales de la fuerzas de seguridad iraquíes, a su vez aprovisionados por EEUU de manera poco controlada.

Además el Ejército turco lleva tiempo protestando –y actuando- porque al amparo de la alianza kurdo-chiíta del gobierno títere de Al Maliki, el PKK parece tener patente de corso en el Kurdistán iraquí mientras EEUU repetidamente mira hacia otro lado para no perder a la única etnia que mantiene el apoyo incondicional a su intervención en Irak.
Si a esto le unimos el descontento general reinante entre la élite castrense por el nombramiento como Presidente de la República de un islamista moderado, se obtiene un resultado preocupante: las tremendas ganas que tienen las FAS turcas de enderezar la situación del país con uno de sus ya tradicionales golpes de estado.
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Ambos asuntos, Turquía y Pakistán, están sin duda en la agenda estadounidense, pero no sólo en la suya; ambos dos asuntos conciernen y mucho a la UE.

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