Blog de seguridad y defensa

lunes, 6 de agosto de 2007

Batallas olvidadas y guerras desinformadas.

Excelente reportaje el de Antonio Jiménez Barca titulado “La batalla invisible” sobre la batalla de Trafalgar. Ameno, preciso y muy bien enfocado. Quizás alguien debería tomar nota de algunas pinceladas que da, y remediar de una vez la invisibilidad de aquella batalla.
A mí, su lectura me ha hecho recordar que ninguna nación se libra de los zarpazos de la historia, pero que, probablemente, lo que diferencia a las grandes naciones de otras con menos suerte es que por muy salvaje que haya sido el zarpazo, tarde o temprano, se levantan y caminan. España sufrió este golpe -de la Pérfida Albión con Napoleón ejerciendo de mamporrero- y otros más graves –el más brutal nos lo dimos nosotros solos- y sin embargo aquí seguimos, caminando mejor que peor en el siglo XXI.
Con esto nadie debería concluir que podemos instalarnos en la despreocupación ni en el todo cabe porque tarde o temprano nos recuperaremos de cualquier vicisitud que suframos. La intrahistoria de generaciones enteras se convierte en pesadilla vivida a causa de hechos-a veces aparentemente insustanciales- que son iniciadores de tremendas trampas explosivas, y a veces éstas booby traps no sólo producen serias heridas, a veces conllevan graves amputaciones.



***


No puedo decir lo mismo del articulo “...Y todo sigue igual” de un tal Rubén Cabezas. No sé si es actual o si es ya antiguo y se ha incluido el enlace a propósito de una noticia de ayer, pero yo lo he descubierto hoy con cierta sorpresa. La verdad es que últimamente la calidad de las crónicas y artículos de El Mundo ha bajado bastante –ya hable de ello en “Los persas de ayer y de hoy”-; me imagino que se debe a una crisis estacional, o al menos eso espero.
En esta ocasión el artículo del Sr. Cabezas está lleno de imprecisiones y olvidos –cuando no errores- sobre varios asuntos. Me queda la duda de si los olvidos son intencionados para poder llegar a los juicios de valor a los que apunta o si son fruto del desconocimiento, lo que le lleva a conclusiones incorrectas; en todo caso, y desde mi punto de vista, su artículo no atina demasiado ni en lo objetivo ni en lo subjetivo.
Por mi parte sólo voy a intentar aclarar lo objetivo; a lo mejor, conocido los errores cometidos, el Sr. Cabezas llegaría a otras conclusiones distintas a las que plasma en sus análisis, o no. Vamos por partes:
1. En la Operación “Libertad Duradera”, que parece no gustar al autor, también participó España –decididamente y consensuadamente- con barcos, aviones, hospitales, terminales aéreas y otros apoyos quizás menos confesables. En concreto, desde noviembre de 2001 oficiales españoles trabajaron en el Centro de Coordinación de la Operación Libertad Duradera en Tampa (Florida), el Gobierno permitió la entrada de 38 buques en la base naval de Rota (Cádiz) y la escala en las bases de Morón (Sevilla) y Rota de más de 480 aeronaves; a petición del mando norteamericano, el Gobierno decidió el 11 de enero de 2002 añadir a la misión una Unidad Médica de Apoyo al Despliegue (UMAD) del Ejército del Aire en la base aérea de Bagram, 46 kilómetros al norte de Kabul; España también aportó medios aéreos a la coalición internacional, varios C-130 Hércules realizaron misiones de transporte de ayuda humanitaria y tres de estos aviones mantienen –a día de hoy- un destacamento en Manas (Kirguizistán) desde donde participan en el puente aéreo hacia Afganistán. El gobierno autorizó también, para su despliegue en el Océano Índico occidental, la participación de tres buques de la Armada -las fragatas Santa María y Numancia y el buque de aprovisionamiento Patiño- y un avión P-3 Orión de patrulla marítima. Por otra parte, una fragata española participó en la fuerza naval aliada que patrullaba en el Mediterráneo oriental. Fue por acuerdo del Consejo de Ministros de 2 de julio de 2004 como se decidió la finalización de la participación española en esta operación.

En la foto, el buque norcoreano So San siendo asaltado por Infantes de Marina españoles embarcados en la Fragata Navarra (F-85) y el buque Patiño (A-14) en el marco de la Operación Libertad Duradera. El buque tranportaba 15 cuerpos completos de misiles Scud, 15 cabezas de combate convencionales alto explosivo, así como 23 tulvas con ácido nítrico y alrededor de 85 bidones de productos químicos.
2. La operación ISAF no comenzó en el 2003 como afirma el autor. El 20 de diciembre de 2001, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó en su resolución 1386 el despliegue de una Fuerza Internacional en Afganistán con el objetivo de apoyar al recién instaurado Gobierno de Kabul y garantizar la estabilidad de la región. El Consejo de Ministros español aprobó el 27 de diciembre de 2001 la participación española en la misión y un mes más tarde llegó a Kabul el primer contingente español, constituido sobre la base de la Brigada de Cazadores de Montaña Aragón I, de Jaca (Huesca). Por tanto nuestra presencia en Afganistán estuvo, desde 2001 hasta 2004, encuadrada en dos misones distintas.
3. En la actualidad nuestro despliegue no se circunscribe a Herat como se afirma en al artículo, sino que España además de liderar la Base de Apoyo Avanzada y mantener una compañía como QRF (Quick Reaction Force) en Herat, aporta un Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) en Qala i Naw –el cual es el esfuerzo principal de nuestro país en la zona- y diverso personal, tanto en el Cuartel General del Mando Regional de Herat, como en el Cuartel General de ISAF en Kabul. En su reunión del 28 de septiembre de 2006 el Consejo Atlántico autorizó la expansión de ISAF hacia el Este, con efectividad del día 5 de octubre de 2006, con lo que, en la actualidad, todo el territorio de Afganistán se encuentra bajo el paraguas de esta operación.
Ya dije en ni entrada “¿Quiénes son?” que es premisa militar ineludible el conocer exactamente a tu enemigo antes de comenzar a combatir; y que aquí ya llevamos mucho retraso. Pues bien, análisis como el del Sr. Cabezas no contribuyen en absoluto a que nuestros ciudadanos entiendan en qué lucha estamos embarcados, ni siquiera facilita un somero conocimiento de lo que verdaderamente ocurre. No debería un periódico serio como es El Mundo ser tan tremendamente impreciso ni tan, en mi opinión, tendencioso en este asunto, aunque esto segundo es otra historia.
El día que EEUU invocó el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte y España, en solidaridad con el agredido, decidió apoyarle en su contraofensiva atacando Afganistán, se involucró en un combate del que, me temo, desconocíamos casi completamente su dinámica, sus motivaciones y sus intenciones. Desde luego son curiosas las afirmaciones de unos y otros al inicio de nuestra singladura en la Operación Libertad Duradera casi seis años después:
“El presidente del Gobierno, José María Aznar, confirmó anoche que unidades españolas «están ya cumpliendo las misiones que les han sido encomendadas» como miembros de la OTAN en el ataque contra Afganistán. El Presidente Aznar quiso transmitir a los ciudadanos españoles un mensaje de tranquilidad «en el sentido de que todas las medidas han sido adoptadas y de confianza en la seguridad de que el éxito culminará nuestros esfuerzos en la lucha contra el terrorismo». El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, respaldó los ataques estadounidenses y reprochó al Gobierno que no actúe con más agilidad ante lo que calificó como «una acción preventiva» contra el terrorismo internacional. Por el contrario, el coordinador general de IU afirmó que el ataque es «ilegítimo» porque «no responde al derecho internacional». A su juicio, «sólo servirá para provocar una espiral de odio».” EL MUNDO. 8 de octubre de 2001.
No hace falta comentario, todos –excepto alguno- nos embarcamos en aquella operación sin saber muy bien dónde nos llevaba, sin valorar detenidamente sus efectos.
Quizá, si lo hubiésemos valorado adecuadamente, hubiésemos llegado a la conclusión de que moralmente había que hacerlo en defensa de nuestras convicciones, pero nos habríamos ahorrado quizás seis años de paños calientes. Paños calientes que sin meditarlo mucho nos llevaron a Irak, a más Afagnistán y ahora nos han llevado a El Líbano. El simple -pero importante- hecho de apoyar al aliado agredido desencadenó el apoyo incondicional contra el nuevo enemigo babilonio; el simple - pero importante- hecho de contar con el sello de calidad de la ONU desencadenó un despliegue inmediato esta última vez en El Libano. Quizás volvimos a no valorar lo que hacíamos. Los efectos...
Cuando nuestros dirigentes –y los de otros países- dijeron y dicen que iban a luchar contra el ”terrorismo internacional” atacando Afganistán estaban cometiendo como mínimo un error de apreciación, nada tenía que ver esta vez la lucha contra ETA o las FARC, miembros por derecho del club “terrorismo internacional”, con el enemigo al que nos enfrentábamos. No iban a luchar contra tal entelequia, iban a luchar contra una organización extremista islamista que había tomado el poder en un país a través de una guerra subversiva vertical, que había perpetrado un ataque terrorista a la nación más poderosa del mundo “en justa venganza por haber profanado con sus infieles pies los Santos Lugares del Islam” muchos años atrás y que había conseguido formular la causa para hacer estallar la Yihad islamista global.
Éste era- y es- el adversario. Pero ahora seis años más poderoso, seis años más enquistado y seis años más sigiloso. Ese es el enemigo al que se intenta combatir en Afganistán, en Marruecos, en Argelia, en Yemen, en Madrid, en Londres...; porque esta lucha tiene y tendrá muchos frentes abiertos, y a cada uno de ellos habrá que aplicarles soluciones distintas; pero siempre dando buena y veraz cuenta a nuestros ciudadanos.

3 comentarios:

  1. me temo que van a volver a atacar, muy pronto

    Al Qaeda reivindica el 11-M y asegura "sentir orgullo" del atentado

    Hoy en La Vanguardia, de Barcelona, http://www.lavanguardia.es/lv24h/20070806/53382017466.html

    En el video sale el huido de Leganés que cometió luego atentado sucida en Irak

    ResponderEliminar
  2. Me uno a la afirmación de Jorge de que volverán atacar, y no me extrañaría que fuese en Barcelona. Demasiadas capturas de islamistas estamos viviendo en Cataluña, y (casi ) nadie le da la más mínima importancia al tema.
    Ojalá me equivoque.

    ResponderEliminar
  3. la guerra de Afganistán puede considerarse también un acercamiento político-militar a Rusia, India y China, ¿NO?

    ResponderEliminar