Blog de seguridad y defensa

jueves, 5 de julio de 2007

¿Cómo lucharán su guerra?

"...la guerra [...] en relación a sus tendencias dominantes constituye
una maravillosa trinidad, compuesta del poder primordial de sus
elementos, del odio y la enemistad que pueden mirarse como
un ciego impulso de la naturaleza; de la caprichosa influencia de la
probabilidad y del azar, que la convierten en una libre actividad del
alma; y de la subordinada naturaleza de un instrumento político, por
la que recae puramente en el campo del raciocinio"
Clausewitz.”De la Guerra”. (1° - I – XXVIII)

Esta es mi tercera pregunta, ¿qué pasa por su cabeza? ¿Cómo piensan vencernos? ¿Cuál es el golpe decisivo que preparan?

Pues bien, todo estudio facultativo del adversario se compone de varias acciones sucesivas: realizar una relación de supuestos que se toman en consideración, listar los hechos que uno conoce y que da por verdaderos y finalmente inferir del análisis pormenorizado de lo anterior unas hipótesis de actuación. Variados los supuestos o los hechos (fricción) hay que revisar las hipótesis.


SUPUESTOS:
“Puede que Al Qaeda lo tuviera previsto. Quizá los atentados de Nueva York y Washington fueron, entre otras cosas, una provocación maquinada con el fin de que las autoridades estadounidenses respondieran invadiendo militarmente un país islámico y así acrecentar el inveterado resentimiento hacia los norteamericanos y sus aliados compartido por amplias colectividades de musulmanes como consecuencia, entre otras cosas, de la cuestión palestina, del genocidio bosnio o de situaciones similares interpretadas exclusivamente en términos de agravio diferencial. Es muy posible que la ofensiva estadounidense en territorio afgano como respuesta severa e inmediata a lo ocurrido esa fecha hubiese sido anticipada, incluso deseada, por los emprendedores de la yihad global.” (Fernando Reinares, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos, investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano y asesor para asuntos de política antiterrorista del Ministro del Interior)
Y yo apostillo con humildad que quizá aquella ofensiva estadounidense no fue sólo estadounidense. Me remito a mi entrada “¿contra quiénes luchamos?”
Quizás Al Qaeda esperaba beneficiarse de un eventual incremento en esa hostilidad más o menos generalizada que existe dentro del mundo árabe e islámico hacia el mundo occidental, movilizando masas enteras de musulmanes tras de sí, en pos de un califato universal rigorista y del dominio de su particular concepción fundamentalista del hecho religioso sobre la humanidad en su conjunto.
Quizás analizando sus posibilidades optó por intentar encender la mecha de una guerra subversiva global (vertical en los países y horizontal en las zonas geoestratégicas) que fuese el banderín de enganche de movimientos de distinto signo local, regional o nacional, con fines diversos pero al fin y al cabo dispuestos a luchar y asaltar el poder allá donde paciesen.
Quizás Al Qaeda ha sabido formular la mágica “Causa” que todo movimiento subversivo busca. “La Causa” formulada- el yihadismo salafista global- ha logrado que muchos grupos de origen diferenciado se adhieran - a la carta- con el único criterio a cumplir de luchar contra “los regímenes apóstatas y sus amos cruzados”, responsables últimos de la existencia de Israel, del empobrecimiento y saqueo de los países musulmanes y del sacrilegio de lugares santos.
O quizá no, quizá ellos tampoco estudiaron los efectos de sus acciones –ni se los esperaban- y se han limitado a mutar para sobrevivir, para superar la fricción a la que les sometemos. Napoleón siempre prefirió los generales con suerte a los generales brillantes.
HECHOS:
1. Estudios fiables de opinión pública llevados a cabo en los más importantes países africanos o asiáticos con sociedades predominantemente musulmanas indican, con algunas excepciones, que sus habitantes tienden ya a compartir con los europeos o los norteamericanos una misma percepción del extremismo islamista como amenaza y que el apoyo a los actos de violencia en supuesta defensa de la propia fe, incluido el terrorismo suicida, se ha reducido muy significativamente durante los dos o tres últimos años, periodo durante el cual ha caído también de manera ostensible la confianza en Osama Bin Laden. Diríase que a la postre están fracasando en el intento.
2. Tras el ataque en Afganistán se ha privado a Al Qaeda de su santuario de vida y poder.
3. Ahora bien, aun cuando Al Qaeda parece haberse debilitado y quienes la lideran son hoy por hoy incapaces de atraerse incondicionalmente a las masas de musulmanes que desearían ver entregadas a sus designios, el movimiento del yihad global que han promocionado durante las dos últimas décadas está más extendido que nunca. Se ha logrado el alistamiento de movimientos subversivos muy diversos en Al Qaeda.
4. Éste es el resultado, paradójico si se quiere, de la descentralización y la fragmentación de su núcleo original, una vez privado de base territorial estable. Esos grupos y organizaciones que practican la guerra yihadista global continúan aprovechándose de procesos de radicalización que afectan a colectivos enteros de musulmanes, dentro y fuera del mundo islámico. Radicalización que difiere de un contexto a otro pero invariablemente acontece dentro de subculturas de la violencia creadas por predicadores neosalafistas del odio, medios de comunicación complacientes con el yihadismo y sitios en el ciberespacio donde se divulgan ideas nada ponderadas sobre antagonismos que afectan a musulmanes junto con incitaciones a la venganza.
HIPÓTESIS DE FUTURO:
1. La amenaza ha mutado y seguirá mutando.
La guerra subversiva vertical que llevo al poder a Al Qaeda en Afganistán, el ataque brutal a EEUU, los ataques subsecuentes en Europa, la resistencia de los talibanes seis años después en la frontera afgano-paquistaní y nuestra incapacidad para luchar rápida y eficientemente, se ha utilizado –con o sin provocación premeditada hacia Occidente- como espejo ejemplarizante para otras organizaciones que se habían limitado hasta ahora a la lucha terrorista local como instrumento de chantaje y presión, y que han visto un camino viable para asaltar el poder, un camino para alcanzar la derrota del enemigo.
2. La lucha seguirá globalizándose de modo horizontal.
El extender la lucha subversiva de modo horizontal –transnacional- y relativamente coordinado, está delatando que desde occidente no somos capaces –ni nuestras sociedades están dispuestas- de mantener una lucha tan irregular e insidiosa en zonas geográficas tan extensas y alejadas.
3. Se volverá a intentar provocar la sobre-reacción de occidente.
Ante ataques suficientemente significativos, las gobiernos occidentales sujetos al imperativo de la reacción que le exigen sus opiniones públicas –y los procesos electorales a los que tienen que someterse- reaccionan habitualmente con respuestas militares –probablemente por ser las únicas que pueden transmitir inmediatez en su acción- poco apropiadas a la amenaza que se cierne sobre sus países. Este comportamiento se ha generalizado y desgasta profundamente a las sociedades, a los gobiernos y las fuerzas armadas que los sufren. Hasta este verano, el estado que más sabe de esta lucha -a la que nosotros y otros somos recién llegados-, Israel, nunca había caído en este error, siempre meditó sus movimientos valorando perfectamente los efectos; sin embargo parece también haberse contagiado.
4. La opinión pública propia seguirá siendo su objetivo.
El centro de gravedad al que dirigen sus acciones son nuestras sociedades. Son vehículos determinantes los medios de comunicación. Dado que el objetivo del bando más débil militarmente es fundamentalmente la dirección política y la opinión pública del adversario, puede darse el caso de que sea sistemáticamente derrotado en los enfrentamientos armados y, sin embargo, obtenga ventajas sustanciales en la consecución de objetivos estratégicos. Sin suministros la batalla acaba para las tropas empeñadas en combate y con el hartazgo y sin el apoyo y determinación para luchar de nuestras sociedades -crucial suministro de nuestras fuerzas- nuestra lucha –no sólo la militar- será estéril y corta.
5. El tempo es distinto.
El alargamiento del conflicto es un procedimiento ya clásico -quizás el paradigma sea «La guerra prolongada» de Mao Tsé Tung- por el que se busca el desánimo en las opiniones públicas y la desesperación de los dirigentes políticos presionados por plazos de tiempo significativamente distintos. Si las hostilidades se prolongan durante largo tiempo, aunque sean de muy baja intensidad, se puede extender la sensación de que el conflicto es irresoluble y no vale la pena prolongar la implicación en el mismo.
6. La niebla se está espesando.
El peligro proviene ahora de una violencia más difusa, en cuyo planeamiento y ejecución coinciden el propio centro decisorio de Al Qaeda (primera red), entidades afiliadas en distintos países o regiones del mundo (segunda red) y las locales que se constituyen a sí mismas aunque operan luego en consonancia con los objetivos de aquella estructura yihadista y, por supuesto, con sus métodos (tercera red). Cabe destacar a este respecto que según diversas fuentes Al Qaeda está de nuevo reforzando su primer anillo para lo cual ha incorporado al Grupo Salafista de Predicación y Combate a su red principal con el nombre de Al-Qaeda en el Magreb Islámico, responsable muy probablemente del incremento de atentados en Argelia y Marruecos y que intentará emprender una dura campaña en Al Andalus. Desgraciadamente, nuestra falta de agilidad y nuestro desconcierto inicial está propiciando la aparición de las entidades locales conformadas por ciudadanos inmigrantes de segunda generación en occidente.


7. Se continuará con la señalización de blancos
Especialmente Ayman al Zawahiri, a través de sus comunicados en diversas vías, se ha erigido como señalizador de los objetivos de las acciones yihadistas globales. No se puede olvidar que muchos de los objetivos señalados son finalmente atacados y que Al Andalus ya ha sido nombrada como territorio a liberar. Por supuesto Ceuta y Melilla como “enclaves de dominación occidental” son el primer territorio a liberar, y además pueden actuar como elemento unificador de voluntades ajenas a la yihad salafista pero dispuestas a la lucha por otras “causas”.

8. El terrorismo sigue siendo método clave en su lucha.
En la medida en que Al Qaeda está compartimentada y sin la estructura jerarquizada de coordinación y mando que tuvo hasta el 11 de septiembre, son menos probables, aunque todavía no descartables del todo, los atentados megaterroristas contra objetivos de gran relevancia, planificados con sofisticación y ejecutados directamente por suicidas entrenados durante largo tiempo. Siguen resultando más verosímiles los actos de terrorismo contra blancos de oportunidad y fácilmente accesibles, mediante dispositivos explosivos relativamente simples y mucho menos costosos, perpetrados por individuos pertenecientes a sus grupos u organizaciones afiliadas.
9. La lucha se extenderá verticalmente mediante milicias.
Estas entidades locales o regionales asociadas comienzan a tener -o ya tenían en algunos casos antes de asociarse- la capacidad necesaria para planear y ejecutar campañas sostenidas de violencia en ámbitos territorialmente demarcados mediante milicias militarmente poderosas. Se persigue pasar –mediante un salto cualitativo y cuantitativo- a una fase insurreccional con la finalidad de asaltar el poder. Ahora mismo ocurre en Irak, resurge en parte de Afganistán, aparece en El Líbano, parece afianzarse en Cisjordania, en ciernes en Pakistán y quizá se extienda a otros países árabes o asiáticos cuyo control aspiran a conseguir los terroristas .

10. Buscarán dar un golpe letal.
Aún con todo lo anterior, no se puede descartar la capacidad de realizar atentados espectaculares de impacto mundial, realizados por entidades locales por sí mismas o en conexión con enlaces itinerantes de Al Qaeda. A este respecto, la utilización por parte de los grupos y organizaciones que constituyen las redes del actual yihadismo internacional de algún tipo de componente radiológico, químico, bacteriológico o nuclear continúa siendo -en este orden de probabilidad- no descartable aunque estadísticamente poco probable en particular por lo que se refiere al último de esos supuestos. Es un riesgo que en modo alguno debe subestimarse, dada la acreditada predisposición que los emprendedores de la yihad global han mostrado hacia la adquisición y el uso de las llamadas armas de destrucción masiva. Más aún teniendo en cuenta la erosión del orden social que un atentado de esas características entrañaría allí donde ocurriese, la psicosis colectiva que produciría en todo occidente y la más que probable sobre-reacción del país que lo sufriese.

He intentado sacar las mías –nada nuevo bajo el sol- para poder finalmente enfrentarme a la que más temo, la más controvertida por la presión que ejercen políticos y gacetilleros –que llama el HARKA- sobre las aficiones y que intentaré contestar en un futuro próximo: ¿Cómo combatirlo?

2 comentarios:

  1. "La niebla se está espesando".

    Excelente hallazgo lingüístico para sintetizar la realidad.

    Harka

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  2. El origen de este terrorismo se basa en la ideología fundamentalista que expresa una defensa ante la “occidentalización”. Existe, una parte del Islam que se encuentra en guerra contra Occidente. Los movimientos nacionalistas religiosos se apoyan en tres pilares. Primero la pobreza que genera ignorancia, incertidumbre y desesperación. Segundo, la resistencia a la cultura unificada o globalización. Y un tercero que es el odio a quien consideran líder de la injusticia (EE.UU para Bin Laden, Rusia para los Chechenos…).
    Las causas de la pobreza son, en parte, el proteccionismo del mundo civilizado a su agricultura, que es casi la única fuente posible de generar riqueza que tendrían los países más pobres, los costes de transacción demasiado elevados y el déficit comercial. En cuanto a la globalización, alguno de sus efectos negativos son: una mayor desigualdad entre ricos y pobres, el aumento de las migraciones y el resurgir de nacionalismos excluyentes de todo tipo. El odio fanático al mundo occidental es predicado e incitado por algunos ulemas, con un discurso muy político. El Islam sin la política no es nada. Los libros sobre la tradición musulmana no hablan casi de rezar ni del papel del fiel con Alá, en su mayoría tratan sobre sociedad, economía, derecho, política, y estado.
    El terrorismo islámico no tiene nada que ver con el aislamiento de las civilizaciones distintas y la incomprensión entre ellas o con la falta de comunicación entre Oriente y Occidente. El nuevo terrorismo ha surgido, precisamente, al caer las barreras.

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