Blog de seguridad y defensa

sábado, 12 de enero de 2008

La reforma de la enseñanza militar de grado superior en la nueva Ley de la Carrera Militar.

Debido a las grandes transformaciones políticas y sociales que ha vivido nuestro país en los últimos treinta años y a nuestro reposicionamiento en el escenario internacional se hacía necesario, hace ya un tiempo, el renovar el marco jurídico en el que se ha desenvuelto la Defensa Nacional. Esta actualización se inició a instancias de la Directiva de Defensa Nacional 01/04 y tuvo su primer y más importante fruto en la Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional.

Pero la nueva LODN 5/05, siendo un documento de referencia crucial en el ámbito político, no afrontaba muchos de los cambios que se pretendían abordar en la mencionada Directiva y por tanto dejaba abonado el campo para una serie de reformas en otros muchos aspectos. Así es como se han ido abordando una nueva Ley de Tropa y Marinería, un nuevo proceso de planeamiento de la defensa, una nueva estructura operativa y orgánica en los Ejércitos y la Armada, la constitución y el funcionamiento de la UME y por último se ha abordado la reforma de la carrera militar con una nueva ley que sustituye a la Ley 17/99 de Régimen de Personal de las FAS.

Si la actualización de la regulación del personal militar era inevitablemente necesaria debido principalmente al cambio de modelo de FAS mixto al completamente profesional, cabe reflexionar sobre si era necesaria una reforma tan profunda en algunos aspectos o si con una seria actualización de la Ley 17/99 hubiese sido suficiente.

La Ley ha resultado muy controvertida y
desgraciadamente no consensuada entre los dos grandes partidos, lo que pronostica de nuevo una reforma si se produjese un cambio de partido en el Gobierno de la Nación. Precisamente el aspecto más controvertido –y que si gana el Partido Popular ha prometido derogar al completo- es la reforma de la enseñanza militar. Y es que el principal aspecto de la reforma de la carrera militar es la reforma del sistema de enseñanza militar en lo que se refiere a la enseñanza de formación de oficiales y suboficiales con el objetivo de conseguir su integración plena en el sistema educativo general.

Más en concreto, el principal cambio es la introducción de la enseñanza universitaria en los centros de formación de oficiales, con el requisito de obtener un título de grado universitario al tiempo que se obtiene la formación militar necesaria para el desempeño profesional. Los estudios universitarios de grado se cursarán en los centros universitarios de la defensa que adscritos a una o varias universidades se ubicarán en el interior de las Academias Militares.

Es, sin lugar a dudas, el más ambicioso proyecto de los que se emprenden en la nueva Ley, y pretende poner a la enseñanza militar de grado superior al frente de la transformación de la educación universitaria, actualmente en proceso de reconversión hacia el ‘Espacio Europeo de Educación Superior (EEES)’. Es preciso tener muy presente que la implantación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) acorde a los Acuerdos de Bolonia tienen un horizonte del año 2010, aunque existe la certeza de una imposible implantación plena para esa fecha. Así mismo, es preciso tener en cuenta que ni el Ministerio de Educación y Ciencia ni las universidades tienen concluidos sus estudios y que en ese marco se desarrollan los trabajos para la implantación del nuevo sistema de formación de oficiales para el curso escolar 2009-10.



Desde luego es una apuesta decidida. Pero también se debe reconocer que asume una gran cantidad de riesgos que pueden poner en peligro, en el medio plazo, la calidad y cantidad de los oficiales de todas nuestras FAS ya que existen diversos e importantes aspectos en los que la reforma puede tropezar seriamente. De ellos cabe destacar:
  • El primero y fundamental es que la reforma de la enseñanaza militar no está consensuada y que existe compromiso del principal partido de la oposición de derogarla en caso de acceder al poder. Esto no sería muy peligroso si el cambio de gobierno se produjese en 2008 pues, aunque supondría desechar completamente el duro trabajo realizado desde hace casi dos años por muchos, en realidad no afectaría al día a día de la enseñanza. Sin embargo si el cambio de gobierno se produjese en 2012 –y se mantuviese el empeño de enmienda- con la reforma ya casi definitivamente implantada, una derogación y vuelta al sistema tradicional implicaría haber dilapidado muchos fondos, esfuerzos y personal en vano. Llegados a este punto se debe recordar el efecto que el continuo cambio en el modelo y las leyes de enseñanza general ha tenido en la formación de los jóvenes españoles a nivel nacional (El informe PISA de la OCDE referente a 2006 deja a España por debajo de la media de los 57 países evaluados en casi todos los aspectos educativos y refleja una preocupante tendencia al estancamiento) y reflexionar sobre si es eso lo que podría ocurrir en la enseñanza militar y los efectos que ello tendría en los futuros oficiales en lo tocante a su calidad.

  • El segundo y no menos importante obstáculo para la puesta en marcha de la reforma es que la creación de centros universitarios de la defensa adscritos a universidades públicas pero de titularidad del ministerio de Defensa supondrá un desembolso económico extraordinario que debería tenerse previsto mediante una memoria económica valorada y un dotación reservada al efecto durante 2008 y los años venideros, ya que en el mes de septiembre de 2009 las infraestructuras, los medios y los profesores para estos centros deberán estar operativos. Todos estos gastos saldrán indefectiblemente del presupuesto ya concedido a Defensa, y más concretamente a la enseñanza. Desgraciadamente la enseñanza militar está ya en precario desde hace tiempo debido a la escasa dotación e importancia que se les concede en los Ejércitos y estos nuevos gastos pueden darle una estocada de muerte. En este aspecto se debería tener previsto el coste de nuevas instalaciones, su mantenimiento, el nuevo material didáctico, el número superior de alumnos que se tiene previsto admitir durante los dos primeros años y los sobrecostes que generarán, los gastos de matrícula en las respectivas universidades y el pago del personal docente y auxiliar necesario que contraten estos centros. Sin un esfuerzo económico fuerte, la reforma inevitablemente fracasará.

  • Como tercer riesgo grave que la reforma deja en el aire se encuentra la indefinición de los títulos de grado a obtener en estos centros universitarios de la defensa y la ausencia a estas alturas de convenios –ni siquiera han comenzado las negociaciones- con las universidades a las que se deberán adscribir. Ya se ha señalado que la universidad española no va precisamente muy adelantada en la aplicación de Bolonia y eso no va a variar por mucho que desde el ámbito militar se intente forzar la máquina. Se ha elegido el peor momento posible para integrar la enseñanza superior militar en el sistema educativo universitario pues éste último está sumido en un proceso de reforma que en nada facilita la debida atención a esta reforma. Intentar ser vanguardia en un club al que ni siquiera se pertenece todavía no es una postura muy precavida.

  • Finalmente, y como consecuencia de los resultados de la selección que se produzca en el ingreso en las academias militares sin oposición previa, es bastante posible que se produzcan serias variaciones en el número de alumnos que consigan superar los planes de estudio en los cinco años estipulados para obtener la doble titulación, con las consecuencias operativas y de planificación de personal que eso trae consigo. Según estudios recientes, en el curso académico 2004/2005, el porcentaje de alumnos que abandonaron los estudios en los que estaban matriculados ronda en 15/30% en las carreras sociales y jurídicas, y en las carreras técnicas el porcentaje sube al 40/60%. El mismo estudio arroja el dato de que solo un tercio de los matriculados obtienen al final el título y que la media de tiempo empleado es de unos siete años para cursar una carrera de tres. De los dos tercios restantes, el estudio achaca su fracaso a una decisión desacertada de la carrera a cursar debido a la falta de madurez vocacional a la hora de hacer la elección. (Datos ofrecidos por don Manuel García, profesor del departamento de Psicología de la Universidad de Cádiz (UCA), presentados en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en mayo de 2003). Es interesante observar este particular en las universidades de Vigo, Zaragoza y Murcia, previsibles universidades a las que se adscribirán los centros universitarios de la Defensa. Los datos se recogen en la siguiente tabla:

Porcentaje de alumnos que abandonaron sus estudios en los que estaban matriculados en el ciclo 2004-2005. Fuente ‘La Universidad española en cifras. Ciclo 2004-2005’. Observatorio Universitario, Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). Madrid, 2006.


¿Qué ocurrirá si se empieza a reducir sensiblemente la aportación de Oficiales a los Ejércitos como consecuencia del alargamiento de su estancia en las Academias? La respuesta que desde el ministerio de Defensa se da a esta cuestión no parece muy pensada y parece implicar que el propio ministerio espera tener cierto control sobre las calificaciones que los profesores de los centros universitarios que se creen bajo su titularidad ponen a los alumnos. No parece una respuesta muy realista.

En conclusión, sin
duda la nueva Ley de la Carrera Militar está siendo la más controvertida de todas las normas jurídicas aprobadas en esta legislatura en lo tocante a la defensa y su principal caballo de batalla es, y será, la reforma de la enseñanza militar de grado superior.

La bondad de la obtención de una doble titulación –de grado universitario y la militar- es incontestable desde el punto de vista teórico pero una vez que se intenta llevar a la práctica está resultando cada vez más peligrosa. El momento, los socios parlamentarios y el modo elegidos para su puesta en marcha no son óptimos y eso puede lastrar gravemente la bondad de la idea inicial. Cuando sobre la aplicación de una reforma orbitan tantos y tan importantes riesgos es muy probable que alguno se convierta en realidad y acabe tirando por tierra una buena idea inicial con las serias repercusiones que esto pueda traer sobre las FAS en su conjunto.

3 comentarios:

  1. Hay una ventaja en este sistema por encima de todo lo demás. Al tener un título plenamente convalidado, no sólo serán los pilotos quienes abandonen la carrera militar antes de la jubilación. Esto redundará, inexorablemente, en un rejuvenecimiento de los cuadros de mando. Lo que es una ventaja que supera, probablemente, todos los inconvenientes que planteas.
    No obstante, desde luego, sería una osadía pretender desde el Ministerio aprobar "por la cara" excusándose en la falta de oficiales. Quizás la solución sea hacer una selección ya una vez dentro de las Academias.
    Pero por otro lado, la formación "profesional" que se imparte en las Academias (tanto la técnica, como la púramente militar) es bastante exigente para poder compatibilizarla con una carrera seria (p.e. una ingeniería). Me temo que con 4 años no va a ser suficiente, o se da poca ingeniería o poca formación militar. Veremos como repercute esto en las unidades.
    Sinceramente, creo que sería más conveniente que tocar el modelo actual, corregir la formación de los cursos de ascenso a empleos superiores y de Estado Mayor y equipararlos con Máster como los que se imparten en las mejores escuelas.

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  2. Combatientes, pocos hoy os reconocerán el esfuerzo.

    Pero, cuántos de los hijos y de los nietos os deberán la vida, la dignidad y el futuro de la Humanidad

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  3. Está previsto admitir un 150% de alumnos en primer y segundo curso para realizar una selección en el paso a 3º.
    ¿Será suficiente? No se sabe
    ¿Será conveniente? Los Tcols que hicieron aquello que se llamaba el selectivo (un sistema muy parecido) advierten de lo pernicioso del sistema por el que se les hizo pasar.
    ¿Rejuvenecimiento? No parece probable, los perfiles de carrera serán parecidos en años, lo único que probablemente no habrá que "drenar" personal de forma artificial.
    No sé, muchas incertidumbres en un asunto crucial.
    Los resultados se verán a medio-largo plazo, cuando muchos de los que ahora gobiernan, o se oponen, no estén ya por aquí.

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