A las 10.30 de la noche del 24 de julio, los infantes de marina y marineros británicos han comenzado el desembarco anfibio sobre la ciudad. Con remos envueltos en telas para no hacer ruido y los hombres cubiertos por lonas, han comenzado a avanzar las dos millas que los separaban de la playa. La fragata española San José les ha descubierto y ha abierto fuego avisando así a todas las defensas. Desde el castillo de Paso Alto hasta el Castillo de San Telmo están abriendo fuego con toda clase de proyectiles, metralla y fusilería de mosquete durante toda la noche. Algún buque de Su Graciosa ya se ha ido a pique.
Ayer, a las 2230 del 24 de julio de 2008, oí la descarga que desde la Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife –lugar donde se levantaba el Castillo de San Cristóbal- se ha desencadenado para indicar el principio del fin de la Gesta. Y es que hoy, 211 años después, Tenerife revive la gesta del 25 de Julio de 1797. El olor de la pólvora volvió a llenar la noche ardiente tinerfeña que da paso al Día de Santiago Apóstol, patrón de España y de nuestra Caballería.
Y es que el 25 de julio de 1797 el contralmirante Nelson y el capitán general Gutiérrez comandaron sus respectivas fuerzas en el ataque y la defensa, respectivamente, de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. El entonces recien nombrado Contralmirante Nelson contaba con nueve buques, 400 cañones y 3.700 hombres. El General Gutiérrez con 1700 hombres y 91 cañones; entre ellos pocas tropas regulares (247 del Batallón Canarias –hoy Regimiento- y unos 300 artilleros) sindo la mayor parte milicianos que bajaron desde todos los lugares de la Isla para defender su tierra (en concreto destacaron las Milicias de Laguna y Orotava con 330 hombres y los Rozadores de la Laguna con 245 hombres).
El general Gutiérrez había nacido en 1734 y tenía un gran historial militar. Participó en Italia en las últimas campañas de Felipe V. Como teniente coronel mandó la fuerza que expulsó a los ingleses de las islas Malvinas, recuperándolas para España. Como general de brigada volvió a derrotar a los británicos, a las órdenes del duque de Crillón, en 1782, en la recuperación de Menorca, y en 1791 tomó el mando del archipiélago canario. Con la de 1797 sería la tercera vez que el general Gutiérrez venció en combate a los pérfidos británicos.
Ayer, a las 2230 del 24 de julio de 2008, oí la descarga que desde la Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife –lugar donde se levantaba el Castillo de San Cristóbal- se ha desencadenado para indicar el principio del fin de la Gesta. Y es que hoy, 211 años después, Tenerife revive la gesta del 25 de Julio de 1797. El olor de la pólvora volvió a llenar la noche ardiente tinerfeña que da paso al Día de Santiago Apóstol, patrón de España y de nuestra Caballería.
Y es que el 25 de julio de 1797 el contralmirante Nelson y el capitán general Gutiérrez comandaron sus respectivas fuerzas en el ataque y la defensa, respectivamente, de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. El entonces recien nombrado Contralmirante Nelson contaba con nueve buques, 400 cañones y 3.700 hombres. El General Gutiérrez con 1700 hombres y 91 cañones; entre ellos pocas tropas regulares (247 del Batallón Canarias –hoy Regimiento- y unos 300 artilleros) sindo la mayor parte milicianos que bajaron desde todos los lugares de la Isla para defender su tierra (en concreto destacaron las Milicias de Laguna y Orotava con 330 hombres y los Rozadores de la Laguna con 245 hombres).
El general Gutiérrez había nacido en 1734 y tenía un gran historial militar. Participó en Italia en las últimas campañas de Felipe V. Como teniente coronel mandó la fuerza que expulsó a los ingleses de las islas Malvinas, recuperándolas para España. Como general de brigada volvió a derrotar a los británicos, a las órdenes del duque de Crillón, en 1782, en la recuperación de Menorca, y en 1791 tomó el mando del archipiélago canario. Con la de 1797 sería la tercera vez que el general Gutiérrez venció en combate a los pérfidos británicos.
Tras dos intentos de asalto sobre la ciudad fracasados los días 22 y 23 de julio de 1797, Nelson se encontraba con una situación muy peligrosa ante la Royal Navy y sus propios hombres. Para ello convocó a sus capitanes a una reunión el 23 y les dijo que, tras reconocer el fracaso de su plan inicial, había decidido atacar por el centro, yendo directamente al castillo central de San Cristóbal, donde se encontraban la mayoría de las tropas españolas y decidió él mismo tomar el mando del desembarco.
Así lo hizo aquella noche del 24 de julio y fracasó rotundamente. La agilidad de la maniobra de Gutiérrez moviendo su reserva de aquí a allá y el acierto de las baterías de artillería fue letal para el ataque. El propio Nelson perdió un brazo y fue evacuado. Ya para entonces el resto de su grupo estaba cercado o encallado en otras zonas donde eran hostigados por los milicianos. Nelson intentó de madrugada reforzar a los cercados enviando 15 botes hacia el muelle pero las baterías costeras hundieron a tres y los demás viraron y regresaron a los buques. Ante esta realidad los británicos enviaron emisarios para parlamentar con el General Gutiérrez, que consintió el alto el fuego y la retirada de la escuadra británica. Las tropas españolas tuvieron 30 muertos y 40 heridos, por parte británica murieron 240 muertos y 128 heridos.
Alentado por la victoria contra los invasores, el capitán general Antonio Gutiérrez solicitó los reconocimientos oportunos para la ciudad de Santa Cruz–que hasta entonces no lo era pues pertenecía al municipio de San Cristóbal de la Laguna- en ese mismo año. En 1803 el rey Carlos IV concedió las Armas y declaró a Santa Cruz villa exenta, con derecho a establecer su propio Ayuntamiento. Se creó el escudo y se otorgó a la ciudad los títulos de Muy Leal, Noble, Invicta y Muy Benéfica Ciudad, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
El escudo de armas de Santa Cruz de Tenerife tiene tres cabezas cortadas de león rodeando sendas cruces (la de fundación de la ciudad y la de Santiago por el día de la victoria de 1797). Las tres cabezas de león recuerdan las tres victorias alcanzadas contra los pérfidos ingleses durante los sendos asaltos que organizaron para conquistar el puerto y la ciudad de Santa Cruz como paso previo al dominio de las Islas Canarias: primero Blake en 1657, luego Jennings en 1706 y finalmente el omnipresente Nelson en 1797.
Hoy cuatro leones tumbados guardan la columna que sostiene la estatua de Nelson en Trafalgar Square. Leones que fueron una vez derrotados en una lejana, Muy Leal, Noble e Invicta ciudad.
Seguro que al tirador de mosquete que mandó a los infiernos a Nelson en la batalla de Trafalgar, 8 años después de la Gesta tinerfeña, le valió como referencia para tan certero disparo el brazo mutilado del entonces ya Almirante. Aquella mutilación era el agrio recuerdo de su primera y única derrota en aquella madrugada del 25 de julio del año de Nuestro Señor de 1797.
Se agredece que te acuerdes de Canarias, la sensación de ultraperiferia no sienta nada bien.
ResponderEliminarTe aseguro que Canarias, miembro por derecho propio de esta España querida, saldrá a menudo de aquí en adelante en este obsevatorio.
ResponderEliminarDe verdad, muchas gracias. Saludos.
ResponderEliminarGracias por poner esta entrada, un tinerfeño te lo agradece. He echado de menos mencion al famoso cañon tigre del que dicen fue el que alcanzo a Nelson. Mi maestro en la escuela de pequeño me enseño esto y no lo he olvidado:
ResponderEliminarCAÑON TIGRE, QUE BIEN SABES DISPARAR,POR QUE NO TE LLEVARIAN AL PEÑON DE GIBRALTAR.
Un saludo.
Es un poco dar la lata, y pido disculpas por ello. Pero si tiene tres cabezas de león y "sendas" cruces, tendría que tener 3. "Sendas" es "una en cada una". Usualmente se usa para "dos", pero es un uso incorrecto. "Sendas" suelen ser dos porque se suele usar en referencia a brazos, alas, etc.
ResponderEliminarPor lo demás, sigo encontrando genial que se recuerde a nuestra gente y a las batallas en las que triunfaron. Es curioso como en "Nelson: The Essential Hero" de Ernle Bradford (con la que estoy ahora), mencionan la valentía de los españoles y los fallos de los británicos, pero nunca el nombre del comandante español. Me he tenido que enterar aquí.
Pues tienes toda la razón Golias. gracias.
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