Blog de seguridad y defensa

viernes, 26 de octubre de 2007

Viejas ideas y nuevos aires.

“Sólo hay una cosa más difícil que convencer a un
militar de una idea nueva: que abandone la vieja.”

“Apoyados por los cañones de las escuadras navales y el bombardeo de la aviación, la primera oleada comenzó a las 11:30.” Desembarco de Alhucemas. 8 de septiembre de 1925.

En la Ponencia presentada por el General Gómez Jordana, estratega del Desembarco de Alhucemas (1925), ante el Consejo del Directorio Militar del General Primo de Rivera sobre el Desembarco de Alhucemas, expuso una serie de lecciones aprendidas de las cuales destaco estas cuatro:

-El mando y su EM debe ser único.
-La preparación ha de ser detallada y coordinada entre los Ejércitos.
-El planeamiento debe ser concurrente.
-Las fuerzas deben ser seleccionadas de diversos Ejércitos.

En definitiva el General Jordana subrayaba en 1927 la idoneidad de lo conjunto.

El general estadounidense Dwight Eisenhower, responsable del desembarco de Normandía, reconoció haber estudiado a fondo la ponencia y los planes del General Jordana para preparar los sucesivos desembarcos que comandó. Sin embargo, los Servicios de los EEUU no adoptaron una estructura conjunta hasta 1986. El poder de los Ejércitos tras la II GM era muy grande y no se hicieron reformas al respecto. Fue la guerra de Vietnam la que comenzó a torcer el pulso a favor de unas FAS conjuntas, después la crisis de los rehenes en Irán y finalmente la invasión de Granada rematarían el asunto. El absoluto fracaso de las campañas específicas independientes con apenas coordinación y las gaitas que tuvo que templar continuamente el poder político entre los Servicios para sacar adelante las órdenes fueron definitivos.

Así en 1985 el Senado con un informe llamado: “DEFENCE ORGANITATION: THE NEED FOR CHANGE” voló todos los muros de contención que los Ejércitos habían ido colocando. Un año después se otorgaba al Presidente del Estado Mayor Conjunto de las FAS de EEUU poderes más avanzados que los que ahora tiene nuestro JEMAD en el documento conocido como: ACTA GOLDWATER-NICHOLS. Esto ocurrió hace ya veinte años.

En España también hubo varios intentos de arrancar lo conjunto, pero no tuvieron mucho éxito. Con la creación del CESEDEN allá por 1965 –todavía con Ministerios de los Ejércitos- se puso la primera piedra de un camino que resultaría largo (40 años hasta la LDN de 2005). En 1977, al amparo de las lecciones americanas de Vietnam y las nuestras propias del Sahara- salió a la luz el “Proyecto de doctrina para la acción unificada de los Ejércitos” que como su propio nombre indica tenía bastante de conjunto pero aún hablaba de Ejércitos. Nunca fue aprobada. Ya en 1986, -las fechas delatan- se intentó publicar una “Doctrina militar unificada” para la que tampoco hubo acuerdo. En 1996 se dio un paso más y se propuso sacar adelante una “Doctrina de la acción unificada de las FAS” pero la poca voluntad de los Ejércitos y la Armada lo bloquearon de nuevo.

A todo cocho le llega su San Martín y a nosotros nos llegó nuestro Perejil. Algo ocurrió allí el 14 julio 2002 que marcó un antes y un después en España. Al año siguiente se edita la RED (Revisión Estratégica de la Defensa que andaba en un cajón) en la que se afirmaba rotundamente que:

La defensa española culmina así un ciclo, y se abre ahora a una nueva etapa.”

Entre las capacidades críticas de las FAS que se identificaban en el documento figuraba la “Acción conjunta” y se explicaba:

“Lo sucedido recientemente en Afganistán, en línea con las experiencias, recientes y más lejanas, de los enfrentamientos militares, ha reforzado la idea de la imprescindible necesidad de la actuación conjunta para la conducción de las operaciones militares.”

Esta declaración de intenciones expresada en la RED y en la DDN 1/04 ha visto su plasmación real en la Ley 5/2005 de la Defensa Nacional y en el Real Decreto de la Estructura Operativa de las FAS, en la que, para incrementar la eficacia de las FAS, se ordena la organización operativa de las Fuerzas con criterios que posibiliten la acción conjunta de los Ejércitos.

A diferencia de la anterior legislación, que atribuía misiones a cada Ejército, ésta legislación considera a las FAS como una entidad única que se compone de diferentes capacidades, que empleadas de forma óptima y coordinada mediante la acción conjunta, permite mayor eficiencia de la organización. De este modo los Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos y Armada se quedan fuera de la cadena operativa (excepto alguna excepción), dedicándose a preparar la fuerza para ponerla a disposición del JEMAD y asesorarle en su empleo. Éste has sido un gran paso en una dirección que ya es, a pesar de muchos, irreversible.

Pero cabe pensar si es esto suficiente. Desde luego para muchos ya es demasiado. Creen que se ha cercenado la soberanía de los Ejércitos y la Armada sobre sus unidades produciéndose profundos desajustes en su empleo y preparación. Generalmente todos los que así creen, se amparan en que lo conjunto no funciona. Y es verdad, a día de hoy, lo conjunto da sus primeros pasos y las resistencias que tiene que vencer son enormes, lo cual produce tremendo desgaste en aquellos que se han embarcado en dirigir la transformación.

Entonces, ¿es ya suficiente? En mi opinión la respuesta es simple y es un no rotundo.

Un lector de este blog que se autodenominaba Pragmático, comentaba el otro día a mi entrada “Un enfoque integral” que: “En la actualidad los intentos de ir en OPESP (como en otros ámbitos) hacia lo conjunto más parece un ejercicio fagocitador del ET que pretende obtener capacidades y/o personas y/o material que no tiene. La plantilla de altos oficiales que tiene el ET no corresponde con las misiones específicas que tiene, es por eso que quieren mandar más que lo que tienen. Una solución bastante más inteligente sería potenciar a los otros ejércitos (aun a costa del ET, si por razones presupuestarias tiene que ser así) y una vez que puedan hablar de igual a igual ya establecer una fórmula para inventar lo conjunto. Forzar proporciones de 4-1-1 y similares no dará nunca buen resultado, sobre todo mientras vistan distintos uniformes y sigan despachando "lo conjunto" en sus CG específicos.”

Por desgracia esta postura –y otras similares- está generalizada entre muchos. Nos queda mucho camino aún por recorrer, principalmente en las mentalidades, mucho más difíciles de cambiar que los procedimientos. Sin embargo, para los reticentes, ya anuncio que a corto plazo veremos como se pone en marcha un Cuerpo Doctrinal conjunto, una Fuerza Conjunta Reacción Rápida y se iniciará el Adiestramiento Conjunto para poner en práctica las Doctrinas adoptadas. El JEMAD cada día que pasa tiene más poder y que nadie dude que está pisando el acelerador en lo conjunto, ya no hay vuelta atrás.

Y más allá quizás deberíamos pensar en un Mando Componente logístico de fuerza conjunta (JFLOGCC) al estilo británico que se encargue de las actividades RSOM, en las que estamos totalmente en pañales. También en convertir nuestro inmaculado CGTAD terrestre en cuartel general de mando conjunto desplegable y quizás en una reforma del planeamiento de la defensa para restar peso a los ejércitos y la Armada en la POCAM y dárselo al EMAD. De ese modo se dirigirían de manera conjunta las capacidades y no como ahora que prácticamente es un mercadeo ponderado donde las capacidades las priorizan y las seleccionan desde lo específico.

¿Y el futuro? Yo repito, el futuro no es lo conjunto, el futuro es lo integral. A lo conjunto llegamos 20 años tarde.



Y en lo integral –basado en efectos-, a lo que tendremos que adatarnos a la vez que a lo conjunto, nunca podremos ir con cuatro voces, nadie nos lo permitirá. Esperemos no tardar otros veinte años en darnos cuenta.

*****

También haciendo buena la cita inicial de esta entrada, el Coronel Candil en GEES publica: “Misiones de Paz y de Guerra: ¿cuánto hay que esperar para sustituir los vehículos BMR? ¿Está el ejército bien equipado?”. Al igual que se ha aconsejado repetidas veces desde este observatorio la sustitución de los BMR por vehículos más actuales, hoy se recomienda a GEES –con humildad- la actualización de la flota de colaboradores.

*****


Y por fin nuevos aires. Alguien me cuenta que el Ejército de Tierra y el Ejército del Aire evalúan estos días el MRAP Mowag Eagle IV. Les alabo el gusto.

Mowag Eagle IV en servicio en Dinamarca.

2 comentarios:

  1. Como vehículo de reconocimiento para las Unidades de Caballería y sustituto de los Rebeco en misiones internacionales, me parece que el Eagle IV es el mejor.

    ResponderEliminar
  2. blimdanet@gmail.com27 de octubre de 2007, 10:57

    Hola, compañero. Te felicito por la entrada porque es muy buena. En cuanto al EAGLE (que me encanta)...ojo, porque no es un MRAP, al menos tal y como debemos entender esta gama de vehículos. Es un vehículo ligero blindado (como el MLV Panther u otros), pero no tiene las características de los MRAPS. Su adquisición (ojalá) debería ser paralela a la de los MRAP de verdad (Clase I y II al menos).

    Un saludo.

    ResponderEliminar