Blog de seguridad y defensa

sábado, 10 de mayo de 2008

Serbia en el filo y Kosovo dividido.

Serbia se juega su futuro en las elecciones legislativas de mañana. El bando europeísta, encarnado en el Partido Democrático del presidente Boris Tadic, se enfrenta al Partido Democrático Serbio de Vojislav Kostunica y al líder del Partido Radical, Tomislav Nikolic, partidarios de enrolarse en la ya naciente esfera rusa. Las encuestas dan un empate entre Tadic y Nikolic que Kostunica, que sería la tercera fuerza, presuntamente decantaría a favor de este último.

Por otro lado, todos parecen reacios a entregar al Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) a los criminales de guerra Ratko Mladic y Radovan Karadzic, fugitivos desde 2001 y acusados de la masacre de Srebrenica. Se han convertido en un tema tabú que nadie ya quiere revolver.

Sea lo que sea lo que ocurra mañana, el permitir votar a los serbo-kosovares de Mitrovica en las legislativas serbias de mañana y permitir que se eligan representantes para el parlamento serbio, es ya un asidero y un refrendo de que el recien nacido Kosovo se partirá, quedando el territorio al norte del río Ibar en manos de Serbia. Inevitable y justo.

A finales de abril, Serbia firmó el Acuerdo de Asociación y Estabilización con la UE, primer paso en las negociaciones de adhesión. Acuerdo que rechazan los nacionalistas, que lo ven como la imposición definitiva de la independencia de Kosovo, territorio al que no renuncian. Ellos ya han optado por Rusia.

Rusia se juega un alfil en estas elecciones. Tras quedarse con todas las empresas energéticas serbias y firmar la construcción de un gaseoducto –el South Stream- que pueda competir con el Nabucco europeo, ya se ha asegurado una influencia directa sobre este país, pero le gustaría también asegurarse el control político.

La UE también se juega una pieza clave mañana pues su misión en Kosovo va a ser la mayor acción de política exterior común de su historia. Bruselas necesita que ganen los europeístas para acelerar las negociaciones con Serbia. Confían en que éstos –que ya se confiesan deseosos de ello en privado- pasen esa página a cambio de entrar en la UE. Si ganan los ultranacionalistas, la UE se verá forzada a cerrar la puerta a Serbia y se volcará sobre Kosovo con resultado incierto sobre el futuro de este nuevo país. La misión en Kosovo volvería a ser de riesgo. Los serbos-kosovares con apoyo de Belgrado y Moscú no se resignarían a volver a reintegrar todo Kosovo en Serbia y las acciones armadas volverían de nuevo.

La abadesa Anastasia y la hermana Euphemia tras el ataque al monasterio de Devic en 2004.

Yo creía que ya nadie se creía las patrañas nacionalistas-sentimentales-históricas de Kosovo con respecto a Serbia, pero aún de vez en cuando alguno se descuelga con ellas. Por si acaso vuelvo a recordar el mapa de Serbia en 1878 en el encabezamiento de esta entrada, tras el Congreso de Berlín, recién nacida al mundo como nación tras su desaparición 500 años antes. En el verán que el alumbramiento de Serbia al mundo moderno fue sin Kosovo, sin el pasillo de Sandzak y sin la Voivodina. Y ellos son plenamente conscientes de ello, pese al desde entonces ensoñado discurso nacionalista. ¿Les suena de aquella época?

Precisamente aquellos que desde España siguen defendiendo la Serbia nacionalista son los que más en contra están de nuestros nacionalismos locales. Quizás no se dan cuenta que la única diferencia entre el nacionalismo serbio y los que campan por España es que sus revueltas y guerras tuvieron cierto éxito en crear una presunta Gran Serbia mientras que las carlistadas de aquí no lo tuvieron.

Yo personalmente sigo esperando que esa nación consiga librarse de los absolutistas transformados en comunistas trasmutados en ultranacionalistas que siguen creyendo que pueden mantenerla secuestrada a su antojo y que cometieron en su nombre las peores atrocidades. Serbia necesita andar la transición que no le han dejado transitar y Kosovo necesita ser obligado –sí o sí- a respetar la minoría serbia pese a la pérdida que habrá que imponerle también del norte de Mitrovica.

Algunos se preguntan qué hacen nuestras tropas allí. Allí se lucha para que una región no vuelva al absolutismo, por el avance de la democracia y la libertad, se lucha por consolidar y fortalecer la Política Exterior y de Seguridad Común, se lucha por diversificar nuestros suministros energéticos, por los derechos humanos y por la libertad religiosa… ¿les parece poco?

1 comentario:

  1. Los carlistas no eran separatistas. Se sentian tan españoles como el que más. El intento de hacerlos pasar por otra cosa es un invento muy posterior del PNV. Si a Zumalacarregui se le parece Sabino Arana con sus chorradas, me lo arrima a una tapia y san se acabó.

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