Los primeros componentes de esta compañía procedieron de los dos Tercios saharianos. Su primer y único jefe (1970-75) fue el Capitán de Infantería D. Antonio Rodríguez del Cerro. Su acuartelamiento fue el de Sidi-Buya (Aaiún) constituyéndose, junto a otras dos compañías de carros, en la reserva del Gobernador General del Sahara en los peores momentos del conflicto.
En diciembre de 1975 la Cía Bakali fue disuelta con motivo de la evacuación del Sahara. El Teniente Cruz, el Teniente Rico Castro, el Teniente Álvarez Gaume y el Teniente Candil Muñoz eran entonces sus oficiales.
En lo que sí estoy de acuerdo con el Coronel es que la POCAM se está quedando en un "quiero y no puedo", y corre el riesgo de quedar en un documento lleno de voluntades y hueco de resultados, debido a la incapacitación que los grandes programas de defensa adquiridos en los 90 nos están produciendo. Los pagos de éstos se prolongarán hasta 2025, lo que significa que no habrá dinero para inversiones hasta entonces. El resto, para pagos de personal, como ya advierte nuestra hipertrofiada Industria de defensa, que una vez devorada la tarta financiada que se ha repartido estos últimos años, requiere más madera.
Cito: “¿Para qué se quieren tales capacidades, si al final, después de todo, las unidades solamente van a participar en operaciones de paz y apagar incendios forestales? Sin duda, para tales cometidos no hacen falta ni los Leopard 2 ni los Pizarro.”
Tampoco dudo que el Coronel sabe que los Leopardos y los Pizarros no son los más idóneos para las actividades complejas entre la paz y la guerra que en estos conflictos se desarrollan, como no lo eran en los años que él sirvió en aquellas tierras. Aún así tienen su razón de ser en la disuasión que producen y como potentes y ágiles reservas (QRF las llamamos hoy) que proporcionan superioridad en el enfrentamiento si se requiriese. Cuántos, y complementados por que, es la incógnita. Las fotos de esta entrada no creo que dejen lugar a duda.
Segundo comentario, cito: “La transformación tiene implicaciones que van más allá de la adquisición de nuevo equipamiento. El concepto requiere también recursos humanos formados y adiestrados y exige una revisión conceptual, doctrinal y táctica de las operaciones militares. Significa adoptar las tecnologías y sistemas más punteros, cancelar los programas que no se ajustan a los nuevos planes, e impulsar la innovación.”
Completamente de acuerdo. En eso están otros países. Ya hace tiempo que se habla del nuevo conflicto y sus repercusiones en los medios, los procedimientos, las doctrinas y mentalidades a adquirir y mejorar. En EEUU, o en el Reino Unido, se habla de conflictos híbridos, de guerras de tres bloques, de MRAPs, de contrainsurgencia y de otros muchos asuntos que los nuestros –como el Coronel- ya hace tiempo sabían y practicaban.
Desgraciadamente aquí en España -como en otros países occidentales- hemos diseñado unas FAS para luchar la 1ª Guerra del Golfo de 1991, y ahora vemos que nos enfrentamos a conflictos del tipo de nuestro “perenne problema africano”.
Por eso animo al Coronel, y a los que como él sirvieron en el Sahara, a que plasmen por escrito sus experiencias sobre los nomadeos, las escoltas de convoyes, las emboscadas y los francotiradores, la relación con las tribus y con las tropas indígenas, el uso de los helicópteros en situaciones irregulares, la protección de campamentos y vehículos, y otras muchas lecciones que tienen que trasmitirnos, y que a buen seguro podrán servir para entender a lo que las FAS del siglo XXI se enfrentarán. Porque el futuro y presente conflicto en el que nos vemos involucrados es, y será, como el que ellos lucharon: profundamente complejo, en lo militar, y en lo político.
Entendiendo y llegando a un acuerdo sobre las amenazas que afrontamos, quizás se puedan mejorar los materiales, las doctrinas, los procedimientos y, sobre todo, como bien dice el Coronel, las mentalidades, que a mi modo de ver habrán de ser -como los medios para operarlas- híbridas a la fuerza.