Blog de seguridad y defensa

lunes, 4 de agosto de 2008

Un extraño tritón que volvió del frío.


"Pasan las décadas, y las llagas y las cicatrices del pasado
van borrándose irreparablemente. En este tiempo, el
resto de las islas se quebró y se dispersó, quedaron cubiertas
por las olas del gélido mar del olvido. Y llegará el día, en el
próximo siglo, en que este Archipiélago, su aire, y los huesos
de sus habitantes, congelados en un témpano de hielo,
aparecerán como un inverosímil tritón".


L
a Resolución nº 1 era un manuscrito realizado en el frente alemán por dos jóvenes oficiales soviéticos, del cual llevaban escondida copia en sus respectivos portamapas. Así, si uno de ellos moría, quedaría al menos una copia de lo que allí juntos habían redactado. Aquella Resolución “era una densa y enérgica crítica de todos lo sistemas de engaño y opresión en nuestro país…a eso se añadían ciertas frases de nuestra correspondencia sobre cómo después de la victoria íbamos a hacer `una guerra después de la guerra`.”

Por esta resolución, y por las cartas que durante la guerra se enviaban los dos amigos del colegio mientras servían en las filas del glorioso Ejército Soviético, fueron ambos condenados por su propio estado a ser degradados e ingresar presos en el Gulag.

El
Gulag era un archipiélago que nunca estuvo separado por ningún mar del resto del mundo, pero que existió como tal, aislado y cercano, gracias al miedo, la cobardía, la ideología y la maldad. “Un sorprendente país de geografía dispersa y, al mismo tiempo, con una presencia en las mentes tan compacta como la de un continente, un país casi invisible, casi impalpable, poblado por la estirpe de los Zeks”.

El zek Solzhenitsyn.

Ayer murió Alexandr Solzhenitsyn, coautor de la Resolución nº 1. Con él muere gran parte de la memoria viva del siglo XX. Su obra, junto con la de nuestro Ortega y Gasset, y con la solitaria obra “La noche quedó atrás “ del alemán Jan Valtin, son, en mi opinión, tres referentes fundamentales para entender los años más convulsos y sanguinarios de la Historia del hombre, aquellos que dieron forma al ya lejano siglo XX.

En
cualquier enseñanza de formación de grado superior se debieran incluir –a modo de vacuna- como lectura obligatoria. Vacuna contra la manipulación y el adoctrinamiento, contra los particularismos y los radicalismos, vacuna contra el seguidismo y contra la afiliación incondicional a líderes o ideologías y ,sobre todo, vacuna contra los silencios y la cobardía. Desde luego en la enseñanza militar deberían ser materia de reflexión profunda.

Yo hoy, en homenaje al viejo cosaco, incluyo aquí cuatro párrafos que subrayé de su “Archipiélago Gulag”, el de la cita inicial, y estos otros tres:

“Recuerdo muy bien que fue precisamente en la academia militar cuando empecé a sentir alegría por la simplificación de mi existencia: era un militar y ya no tenía que pensar. La alegría de estar inmerso en una vida común a todos, como es habitual en nuestros militares. La alegría de olvidar ciertas sutilezas morales inculcadas desde la infancia”.

“Si no castigamos, si ni siquiera censuramos a quien cometió el mal, estamos haciendo algo más que velar la vejez de un miserable, estamos privando a las nuevas generaciones de todo fundamento de justicia. Así crecen los indiferentes, y no por culpa de una débil labor educativa. Los jóvenes asimilan que la vileza nunca se castiga en la tierra, y que, al contrario, siempre aporta bienestar. ¡Qué desasosiego, qué horror, vivir en semejante país!”

“¡La ideología! He aquí lo que proporciona al malvado la justificación anhelada y la firmeza prolongada que necesita. La ideología es una teoría social que le permite blanquear sus actos ante sí mismo y ante los demás y oír, en lugar de reproches y maldiciones, loas y honores”.

4 comentarios:

  1. El Col. Planells me recordó su lectura, también "Hijos del Arbat".

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  2. Del viejo Alexandr, "AGOSTO, 1914", la madre de todas las campañas hasta hoy.

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  3. Si sigues escribiendo así, alguien debería pensar muy en serio publicarte en un medio de difusión social.
    La de ayer y la de hoy son piezas que lo merecen más que muchas famosas columnas de los medios "serios".
    Un asiduo.

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  4. madisonrepublicano5 de agosto de 2008, 0:50

    Sí señor.

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