Blog de seguridad y defensa

miércoles, 27 de junio de 2007

Definitivamente, ¿ estamos en guerra?

"Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle".
SUN TZU

Ayer instaba al bueno de Jorge Aspizua a reflexionar sobre el conjunto de lo que sucede y a pensar en soluciones.
Yo me preguntaba ¿es ésta una guerra? ¿se le puede declara la guerra al "terror"? ¿Es el "exportar democracia y libertad" un objetivo estratégico de nivel político asumible por el nivel militar?




Él responde citando guerras irregulares que luchamos los españoles que no tuvieron declaración como tal. Es cierto, ya no se declaran guerras, nadie ya lo hace ni lo hará.

Yo sin embargo no olvidaré la estupefacción que me invadió cuando leí recientemente: "América está en guerra”. Yo pensé: ¡Dios mío! ¿El continente entero ha declarado la guerra a alguien?

A saber:

My Fellow Americans,
America is at war...
These inseparable priorities – fighting and winning the war on terror and promoting freedom as the alternative to tyranny and despair – have now guided American policy for more than 4 years.....
GEORGE W. BUSH
THE WHITE HOUSE
March 16, 2006

Afortunadamente, al seguir leyendo me tranquilicé, esa América no era tal sino EEUU y el enemigo no era nadie en concreto sino "el terror".

Yo por mi parte intento reflexionar sobre el asunto y concluyo: el empleo de fuerzas militares, las bajas y las operaciones militares no implican ni guerras ni conflictos armados. Ya hable sobre las "operaciones no bélicas" que recogen nuestra Ley de Defensa Nacional, nuestra doctrina militar terrestre, la doctrina aliada y las orientaciones que las desarrollan y que amparan el empleo de fuerzas militares en "otras" misiones que no son bélicas.

Es decir operaciones militares no es igual a guerra. Lo sé, es evidente, aunque para algunos no tanto.

Pero ¿qué hay sobre los conflictos armados? Un conflicto armado se define como la confrontación física entre colectividades organizadas, no necesariamente reconocidas a la luz del derecho internacional, caracterizada por el empleo de medios de combate con la finalidad de imponer una voluntad sobre la otra. El DICA, referencia ineludible si queremos hablar de guerras o conflictos, distingue entre conflictos armados internacionales y los conflictos armados no internacionales.

Pudiera ser, pero la violencia transnacional a la que nos enfrentamos no se ajusta a la definición de conflicto armado internacional porque no se libra entre Estados, y tampoco corresponde a la comprensión tradicional de conflicto armado no internacional porque ocurre en múltiples zonas geográficas. Así pues, si quisiésemos aplicar las reglas del DICA sería necesario adaptarlo.

¿Significa esto que no se puede aplicar el concepto guerra o conflicto a esta lucha?

Creo que no. Creo que no hay que confundir churras con merinas.La invasión de Afganistán para derrocar un régimen que protegía a una organización que atenta contra la integridad de otro estado, como Jose María Ridao recordó en Toledo, es un "casus belli" de libro.

Pero la guerra se inicia para acabarse cuando se logran los objetivos políticos que la motivaron. Acabado el régimen talibán, acabada la guerra. Y lo que vino luego es otra cosa.

Entonces, esta lucha que tarde o temprano vamos a tener que admitir y que ya afrontamos en El Líbano, en Afganistán, en Irak, en Argelia, en Marruecos, en Siria, en Irán, en Paquistán y en nuestro propio territorio; ¿qué es? ¿quienes son sus actores? ¿cómo se comportan? y finalmente ¿cómo luchar contra ellos?

Pues vayamos por partes, como dijo Jack el destripador.
La primera pregunta a resolver es si ¿es ésta una guerra?.

Creo sinceramente que no. Decir que esto es una guerra global contra el terror es alijar sal gruesa en el mar, completamente incongruente. Pero eso no quitará para que en esta lucha tengamos que recurrir más de una vez a ella como instrumento útil de política de defensa. Afganistán será el paradigma, una guerra con un objetivo estratégico claro.

¿Y eso es todo? No, el resto serán acciones de una estrategia global de SEGURIDAD que combinará guerras, como la de Afganistán, operaciones no bélicas de todo el espectro (apoyo a la paz en El Líbano, apoyo a autoridades civiles en el Afganistán post-bélico, de imposición de sanciones a Irán, de interdicción marítima como la actual Active Endeavour o la Libertad Duradera, etc...), acciones diplomáticas, policiales, de inteligencia global (fundamentales), de cooperación económica y social (crucial), de apoyo a regímenes totalitarios como el de Marruecos o Libia, de respeto a estados feudales como Arabia Saudí e incluso de golpes antidemocráticos, pero convenientes, como en Argelia.

Sé que a pesar de la introducción que regaló la Casa Blanca a la NSS de EEUU, el núcleo operativo de ésta incluye estrategias cabales en muchos de los aspectos que he relatado y alguno más. Pero creo hay que negar la mayor: No hay una guerra global contra...

Hay una Estrategia de Seguridad (que tiene que ser global por el ámbito geográfico que ha escogido la amenaza) y que incluirá guerras, campañas o conflictos, entre otras muchas acciones para luchar contra esta amenaza.

Y además no será tan fácil porque habrá que desarrollarlas empotrados y enredados en otros conflictos que tendrán poco que ver con nuestros objetivos estratégicos y que habrá que valorar como una variable más en la difícil ecuación a resolver.

En otro momento hablaré del concepto EBAO (operaciones basadas en efectos), transformación que la OTAN intenta llevar a cabo en el proceso de planeamiento de sus operaciones que por partir del ámbito militar no entusiasma demasiado al nivel político, entre otras cosas porque le susurra cosas al oído que no le gusta oír. Pero esa es otra historia.....

Y alguien me contestará que ya tenemos una estrategia europea de defensa y una revisión estratégica en España; cierto es y ambas hablan del terrorismo como amenaza, es más la española habla "del fenómeno del terrorismo exterior, de alcance global y gran capacidad de infligir daño, abre la puerta a nuevas situaciones de vulnerabilidad nacional".
Creo que aquí llegamos al quid de la cuestión: la amenaza no es el terrorismo; la amenaza tiene nombres y apellidos, al igual que en la II GM, la amenaza no era el expansionismo territorial (sólo era el "modus operandi") sino que eran los dirigentes de un Eje que conformaban tres países (Japón, Italia y Alemania).

Hoy en día todos convenimos que la proliferación nuclear de Irán o Corea son amenazas. Todos convenimos que la proliferación NBQ-R de determinados "estados en manos de canallas" (no creo en la denominación "estado canalla") o "actores canallas" son una amenaza...
Y finalmente, tendremos que convenir que una de las principales amenazas a nuestra seguridad es la proliferación (horizontal y vertical) del extremismo islamista que busca la victoria sobre el mundo occidental, y en particular sobre Estados Unidos, porque constituye un objetivo intermedio para la consecución del fin último. Si Estados Unidos es derrotado, también caerán Israel y sus aliados europeos protectores de los regímenes blasfemos que como marionetas gobiernan en la mayoría de países musulmanes. De esa manera lograrán su fin estratégico: establecer regímenes islamistas en los países de mayoría musulmana y lograr la unión política de la comunidad islámica en un nuevo califato.

Pero me temo que esta vez nadie quiere mentar a la bicha, porque la bicha tiene apellido noble y ya se sabe que la nobleza obliga.

Pues tendermos que mentarla de palabra ante nuestras opiniones públicas y por escrito en nuestras "estrategias" si queremos enderezar la nave.

Habrá que decir a nuestros compatriotas que vamos a amprender esta lucha ( no guerra) con todo los medios a nuestro alcance, desarrollando múltiples acciones en territorios en conflicto (aunque no sean los nuestros) y habrá que dejar constancia por escrito a los que vengan detrás de contra quién y qué vamos a combatir.



"Por lo tanto, los que no son totalmente conscientes
de la desventaja de servirse de las armas no pueden ser
totalmente conscientes de las ventajas de utilizarlas"
SUN TZU

1 comentario:

  1. Es imprescindible considerar las acciones terroristas como actos bélicos. De esta manera, se puede autorizar la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo.
    Es necesario tener en cuenta que nuestras Fuerzas Armadas, antes de contribuir en el exterior, deben garantizar la Seguridad Nacional. Deben colaborar en la lucha contra los riesgos transnacionales emergentes, pero también en la seguridad interior. Se debe crear un concepto sustitutivo del tradicional de defensa del territorio y del espacio aéreo desarrollando una nueva doctrina que incluya la protección de las redes estratégicas de información y comunicaciones, la seguridad de instalaciones de interés para la Defensa Nacional si es necesario, el auxilio de la población en caso de catástrofe y la capacidad de intervenir en nuestro territorio en acciones directas contra el terrorismo como tienen otros países de nuestro entorno como el Reino Unido.
    La batalla contra el terrorismo comprende una gran dimensión de “guerra de inteligencia” y otra no precisamente pequeña de “guerra sucia” (Carlos Alonso Zaldívar: Diplomático. Revista de Política Exterior) .
    Es necesario obtener información sobre donde se encuentran los terroristas y sus medios, a través de los servicios de inteligencia y los aparatos policiales.
    Son imprescindibles, además, unos buenos sistemas de gestión de emergencias. Y también hace falta disponer de unidades de intervención capaces perseguir y golpear al terrorismo allí donde se encuentren con agilidad, precisión y letalidad. Aquí es donde radica la necesidad de potenciar las Operaciones Especiales.

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