En mi retina sólo queda la imagen de un hombre avejentado y consumido por sus responsabilidades que no se dejó tirar al suelo. Yo sólo tenía 10 años por entonces pero lo recuerdo. Contaba entonces el general 69 años y con su pinta de anciano débil aguantó el vergonzoso intento de tirarlo al suelo. Tejero, sin dejar su pistola, trató una vez, dos veces, tres veces de humillarlo, pero Gutiérrez Mellado, con el simple apoyo de una mano y su coraje, se mantuvo en pie.
Desgraciadamente la historia de España ha estado cuajada de incompetentes miserables que sólo miraron por imponer y extraer su propio beneficio de esta tierra. Pero también es cierto que a veces la historia te reparte una buena mano y el milagro se produce. Pues bien, en aquellos años la historia nos repartió una pareja de ases, el Presidente Suárez y el Capitán General Gutiérrez Mellado.
Los que conocieron a este último dicen de él que era discreto, cordial, eficaz, valiente y sereno. Pero por encima de todo destacan su inagotable amor a España. Hoy creo que todo el mundo reconoce la importancia de la impagable contribución del entonces Teniente General Manuel Gutiérrez Mellado -Vicepresidente del Gobierno para asuntos de la Defensa y lealmente unido al Presidente Adolfo Suárez- a la defensa de nuestra Constitución.
Sus problemas comenzaron el mismo día de su designación como Vicepresidente. Aceptó la oferta de Suárez para sustituir al Teniente General Fernando de Santiago. De Santiago dimitió en desacuerdo con la legalización de los sindicatos tras una tensa discusión con Suárez en la que evocó que los golpes de Estado habían sido muy frecuentes en España y en la que el Presidente le recordó que aún estaba vigente en España la pena de muerte. Así se las jugaban entonces unos y otros.
Recien llegado al cargo, durante una reunión de mandos del Ejército y la Guardia Civil en Cartagena, el General de la Guardia Civil Juan Atarés le espetó que «La Constitución es la gran mentira ¡Arriba España y viva Franco!» y le calificaron con algunas lindezas como «traidor», «masón» y «espía». Esto último curiosamente había sido verdad pues participó en la Guerra Civil española como miembro de los servicios de información del Cuartel General de Burgos y en 1938 creó el Servicio de Información de la Defensa, antecedente de los servicios secretos españoles.
Gutiérrez Mellado había nacido el 30 de abril de 1912 en Madrid. Quedó huérfano a los ocho años. Ingresó en la Academia Militar con 17 años y acabó con 21 años con el número uno de su promoción. Después de conseguir en 1942 el diploma de aptitud para el Servicio de Estado Mayor, ascendió a coronel en 1965 y a general en 1970, con 58 años. Ese mismo año fue destinado al Centro Superior de Estudios para la Defensa Nacional (CESEDEN) y, posteriormente, al Alto Estado Mayor, donde colaboró con el teniente general Manuel Díez Alegría. En 1976 fue promovido a la jefatura del Estado Mayor Central y, tras rechazar el ofrecimiento para ocupar el cargo de ministro del Interior, aceptó el ofrecimiento de Adolfo Suárez para ser vicepresidente primero de su Gobierno. Fue quien más tiempo estuvo en el Gobierno con el Presidente que condujo la Transición, 4 años, 5 meses y 6 días.
Unos años después de dejar el Gobierno, tras la muerte del hijo de un buen amigo en manos de la droga, creó la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción(FAD), cuya presidencia le fue ofrecida a la Reina Sofía.
En 1984 fue nombrado miembro permanente del Consejo de Estado. En 1992 el Gobierno de España le concedió la Orden del Mérito Constitucional, y en mayo de 1994 fue promovido a Capitán General del Ejército de Tierra con carácter honorífico, «en atención a los excepcionales méritos personales y profesionales». Ha sido el único militar que ha alcanzado este rango reservado desde 1975 exclusivamente para SM El Rey. En octubre del mismo año le fue concedido el título de Marqués de Gutiérrez Mellado.
Hoy en día el principal instituto universitario de estudios de seguridad y defensa en España lleva su nombre.
El Capitán General Gutierrez Mellado murió en un accidente de tráfico un 15 de diciembre de 1995 a los 83 años de edad cuando asistía a un acto de la FAD en Zaragoza.
Vaya pareja, uno muerto y el otro helado en su memoria.
Quizás es lo mejor. Así no tienen que ver en lo que estamos convirtiendo aquello por lo que entregaron lo mejor de sus vidas.
Estoy de acuerdo contigo en esta entrada al 100%.
ResponderEliminarSaludos
Y fue doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Madrid. Me cupo el honor de ser uno de los votantes a favor en aquella Junta de Gobierno de la UPM.
ResponderEliminarMenudos ejemplos para los que hoy en día sólo miran por el beneficio de su partido, por alcanzar el poder al precio que sea, por servirse más que por servir.
ResponderEliminarLes ponen las verguenzas al aire.
Este tipo de personas ya no gustan en la política, acaban siempre en las cunetas.
Un saludo.
El ultimo gran héroe. Una pena que todos esten muertos, ya que ahora es cuando mas falta nos hacen, antes de que entremos en un punto sin retorno.
ResponderEliminarLeía algo sobre "la memoria de pez" que tenemos los españoles con respecto a los últimos de Baler (http://baleria.com/).
ResponderEliminarMe da la impresión que es extrapolable...
Saludos.
el sendero del guerrero